Descarga Gratuita del Libro: INVESTIGACIÓN, GESTIÓN Y TÉCNICA FORESTAL, EN LA REGIÓN DE LA MACARONESIA

Es indudable que los recursos forestales y los montes,  en la región de la Macaronesia tienen una importancia vital, para el conjunto de los habitantes de las islas; nos enfrentamos pues, a los mismos problemas y retos futuros.

El monte genera muchas externalidades que no son cuantificables económicamente, por ejemplo, ver un paisaje, disfrutar de un paseo, regular los recursos hídricos, controlar la erosión hídrica, disponer de un espacio de ocio, así como proporcionar un gran conocimiento científico y cultural, gracias a la biodiversidad y singularidad de su vegetación y fauna. Esos son sus mayores beneficios, pero también, su condena, debido a que es difícil medir estas variables en térmicos económicos.

Por un lado, hemos vivido en los últimos años un abandono progresivo de la actividad forestal, la cual, actualmente, se centra en la conservación del recurso. Nos  acordamos de que existen los bosques, sólo cuando estos se incendian en verano. Pero el bosque, en las islas de la Macaronesia, es algo más que una mera colección de árboles. Partiendo de la fragilidad de los ecosistemas macaronésicos, los bosques nos regulan los recursos hídricos, es decir, gracias a las masas forestales, existe mayor infiltración de agua, cuando llueve; esto supone, que nuestros acuíferos se recarguen y que podamos obtener de nuestros pozos y galerías un recurso hídrico de calidad y en cantidad, destacar que en islas como; La Gomera, La Palma y El Hierro, casi un 80 % del agua consumida proviene de los recursos subterráneos, en Azores y Madeira el 100 %. Por otro lado, reducen la escorrentía cuando hay lluvias, por lo tanto, el material transportado por los barrancos y sus efectos aguas abajo en las zonas urbanas se reducen. Esto es fundamental en islas con regímenes torrenciales, — concentración de lluvia en muy poco tiempo—, como las nuestras, y las de nuestro entorno, Madeira, Azores…

Hay que destacar el papel energético de los bosques insulares, si bien, no podrían asumir todo el suministro energético en las islas, —aunque antaño si lo asumieron, como única fuente energética—, actualmente pueden suministrar una parte de la energía requerida mediante el aprovechamiento de la energía de la biomasa, la cual, principalmente en las islas occidentales, podrían abastecer a pequeños núcleos de población mediante pequeñas centrales, así mismo, en este sentido, se podrían incrementar puestos de trabajo tanto directos, como indirectos. Existen iniciativas en este sentido que todavía no han visto la luz. Recordemos que Canarias no es autosuficiente energéticamente y que cualquier iniciativa que permita reducir nuestra factura de aproximadamente 2.000 millones de euros anuales en combustibles y derivados del petróleo debe ser tenida en cuenta.

Podemos concluir; con el recurso turístico que nos proporcionan nuestros bosques y paisajes insulares. En este sentido, nuestros bosques, son un efecto llamada al turismo de calidad, que no sólo se conforma con el modelo sol y playa, tan explotado en otras latitudes, si no que busca experiencias. Hay numerosos ejemplos de turismo vinculado al monte, por ejemplo en Madeira, existen las famosas levadas, senderos que transcurren a lo largo de los canales de agua, similares, a nuestra ruta de los Nacientes de Marcos y Cordero en la isla de La Palma. No obstante, en este sentido, tenemos que ser conscientes que hay que poner sobre la mesa valorar el coste de los servicios ofrecidos a este turismo, para que de alguna manera, repercutan en la calidad ambiental y mejora de los recursos forestales, como así ocurre en el archipiélago de Hawái y en parques nacionales de los Estados Unidos.

Por lo tanto, tengamos en cuenta la conservación, protección y el uso sostenible de nuestros bosques macaronésicos, si queremos seguir disfrutando de ellos, en el futuro. Proyectos de convocatorias europeas son claves para lograr estos objetivos, así como el impulso de la Administración Local y Autonómica y, por supuesto, los ciudadanos.

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Juan Carlos Santamarta Cerezal, es Doctor Ingeniero de Montes, Ingeniero Civil y de Minas por la Universidad Politécnica de Madrid, actual Decano del Colegio de Ingenieros de Montes en las islas Canarias. En los últimos años, ha editado una colección de libros —todos ellos de libre acceso en internet— relacionados con la Macaronesia y sus recursos naturales; partiendo del agua, la ingeniería ambiental y la restauración de los espacios degradados. Finaliza este ciclo con la edición del presente libro, recopilando las experiencias forestales en la región de la Macaronesia.